Huelga en el Metro de Sevilla


Sevilla es amante de sus tradiciones y declararse en huelga cuando llegan sus días grandes parece una de ellas. En una ciudad cuya primera industria es el turismo, el debate filosófico es interesante cuando se presentan situaciones como la huelga de la plantilla del Metro: la defensa de los derechos del trabajador frente al perjuicio general, no ya de las instancias ante las que se protesta, sino de los viajeros, de los comercios y de todos los que aguardan esos días de bullicio para sacar adelante su economía. Del destino turístico en su conjunto, en definitiva.

En el caso del Metro de Sevilla, habiéndose anunciado tiempos de espera de hasta 39 minutos para la jornada de hoy y de manera continuada a partir del Domingo de Ramos, el turista no parece ser el principal afectado. ¿Es el metro un transporte turístico, conduciendo entre Mairena del Aljarafe y Montequinto, sin indicaciones en otros idiomas diferentes al español?

Y quizás eso sea lo malo, que lo sufra el sevillano y no el visitante. El viajero está acostumbrado a encontrarse en diferentes destinos con una huelga en el aeropuerto, en el gremio de los taxis o hasta en la recogida de basuras. Cuanto más se viaja, más posibilidades.

Para la Semana Santa 2015, aquello de la bulla subterránea cobrará más sentido que nunca. Y luego la Feria de Abril, con la parada de Blas Infante como punto neurálgico.