Arte en el Monasterio de Piedra

bar granero monasterio piedra

Recorrer el Monasterio de Piedra, en Aragón, es adentrarse en los paisajes y lugares que cautivaron por su belleza singular a algunos de los pintores románticos españoles más destacados del siglo XIX. No es de extrañar que ya en esa época muchos artistas y eruditos supieran apreciar los encantos del Monasterio y de su paraje natural, uno de los más espectaculares de Europa, y que más tarde sería catalogado como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.

Por los caminos, cascadas, saltos de agua y abundante vegetación del Monasterio de Piedra se perdieron con sus pinceles artistas de la talla de Carlos de Haes, Federico Madrazo o Antonio Gisbert, conocidos de la época en búsqueda de su particular musa.

De entre todos ellos, destaca la figura de Carlos de Haes por su especial relación con este enclave. De Haes llegó al Monasterio de Piedra invitado por su amigo Juan Federico Muntadas, hijo del propietario de este espacio, donde pasó largas temporadas gracias al afán de este último de acoger en su residencia artistas, literatos y personalidades de la cultura española y europea de su tiempo.

Carlos de Haes quedó fascinado con el lugar y reflejó en numerosas obras los encantos de las vistas que le rodeaban: Patio del Monasterio de Piedra, La Cruz del Monasterio de Piedra, Arboleda del Monasterio de Piedra, Peñascos del Monasterio de Piedra y quizás el más importante, Vistas tomadas en las cercanías del Monasterio de Piedra con el que fue premiado con una primera medalla en la Exposición Nacional de 1858.

restaurante reyes aragon monasterio piedra

Sin embargo, aunque Carlos De Haes fue el más prolífico recreando los rincones de Piedra, muchos otros artistas se alojaron en sus instalaciones para goce y disfrute propio, como Federico Madrazo o Antonio Gisbert, tal y como se recoge en el Álbum de Visitas.

Por tanto, como demuestra la tradición artística de nuestro país, el Monasterio de Piedra era visita obligada para muchos artistas que se dejaron inspirar por la singularidad de su paisaje. Recorrer el Monasterio de Piedra es retrotraerse en el tiempo y sentirse protagonista de los fantásticos cuadros de Haes.